Debo reconocer que la primera vez que puse el pie en esta casa no me gustó nada el techo de la entrada. Era de madera, oscuro y olía. Pero al padre del nene se le ocurrió hacerle un facelift (aka lavado de cara) y lo pintó de blanco, al igual que las puertas. De esta manera, hemos conseguido un hall de entrada que levanta la admiración de todos los que nos visitan.... chic@s a veces hay que hacer pruebas porque nunca sabes qué va a pasar!!
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